En un cuarto oscuro me encontraba
Iluminado por una tenue luz de vela
Sentado en una
vieja e incomoda silla
Con mis brazos atrapados con unas manillas
Dos hombres pude reconocer
Sus caras no conseguí ver
El de la derecha me dio de beber
Al de la izquierda pude ver comer
Sabia que esos hombres no eran normales
Parecia como si tubieran alas de angeles
Eran altos como dos gigantes
Y rubustos como los arboles
Me cogieron la cara y emperazón a tirar
Sentia como la piel comenzaba a temblar
El de la derecha se sentó a mirar
Mientras el otro mi cara conseguia arrancar
Sentí como la piel iba saltando
Fue un dolor inhumano
Era como si una cascara estubieran quitando
Pero con sangre, gritos y llantos
Desde ese día viajo sin cara
De faz, una mascara
Que me acompaña para toda la vida
Recordando esa Pesadilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario