En esa hora maldita en que la luna se va,
Las estrelles dan paso a un insolente sol,
La oscuridad besa los últimos sueños
Y entra en escena la clara luz del alba
En ese hora inapropiada en que las ranas callan,
Los vampiros vuelven a sus ataúdes,
Las gárgolas dejan de sembrar miedo
Y las golondrinas no vuelven a anidar
Esa bella hora en la que los pájaros empiezan a
despertar,
Afinan sus dulces cantos para entonar preciosas melodías,
El Rocío en las hojas brilla como joyas
Y el mundo empieza un día más
En esa mágica hora del día,
Cuando, a su paso, se abren las flores para
contemplarla,
Los animales la reverencian y le ofrecen presentes
El sol la acaricia y la luna le ofrece una sonrisa
En esa hora en la que me despierto
Salgo por la Puerta y piso la calle,
Llego a las escaleras del infierno de Dante
Y espero a que llegue ese monstruo de acero
La reina del subsuelo urbano,
La más peligrosa criatura de las tinieblas,
La más rápida entre las especies
Esa a la que llaman la Gran Serpiente
Me paró a que llegue y abra sus puertas blancas
Entro en su estómago, junto a mi más gente
Me dirijo automáticamente a mi rincón de siempre
Y se oye la eterna melodía del Silencio
De golpe se para, las puertas de abren
La gente baja con prisa mientras esquiva la que
sube
Las puertas se cierran con un gran estruendo
Y la Gran Serpiente se adentra en la más pura
oscuridad
Se para otra vez, esta es la buena,
Es la parada de muchos, pero es su parada
Las puertas se abren, la gente sube
Yo espero pero ella nunca llega
Las puertas se cierran, es demasiado tarde
Otro día sin verla, otro mal día
La Serpiente sigues u camino,
Todo en silencio, yo desconsolado
Sigo pensando en esa dama y la imagino,
La imagino entrar entre la gente
Pasar el Umbral de esa puerta blanca
Para iluminar lo poco que queda de bello
Me la imagino, tan solo eso, ya no está
La vi un momento y se marchó
La dama de sedosa cabellera y apasionante ser
Fue un instante de bondad, luego se consumió en mi
azar
